Cuando a las madres de nuestros niños solo les importa que sus hijos disfruten de la sesión de fotos, se agradece muchísimo. Porque no es lo mismo que estén pendiente de donde pisan, si se les arruga la camisa o cualquier cosa que pueda impedir su tranquilidad y naturalidad a la hora de las fotos.
Así fue la sesión de Kepa. Se subió a las rocas, desafió a las olas y disfrutó con su hermana corriendo de un lado para otro en la playa.